Amor en el trabajo

“¿Qué me sucede cuando estoy en la oficina trabajando con la computadora y Sebastián pasa al lado mío y me guiña el ojo? Me cambia el humor, tengo más ganas de trabajar, estoy motivada, estoy más creativa. ¡Espero que nadie se de cuenta! Los dos disimulamos pero, a veces, creo que nos venden las miradas”.

La aparición de una relación amorosa en el ámbito del trabajo se produce con frecuencia. En el consultorio, cuando nos toca trabajar sobre vínculos de pareja, encontramos, muchas veces, que sus integrantes se conocieron en una oficina, un taller, un local comercial… Infinidad de parejas originadas en un ámbito laboral siguen llevando con éxito su relación.

“La oficina” es, muchas veces, un lugar emocionalmente difícil: puede cundir en ella el cansancio, el aburrimiento, el estrés; las mujeres y los hombres absorbidos por el trabajo, cuando salen, pueden llegar a quedar exhaustos, sin fuerzas para programar su actividad social. En estas condiciones, qué mejor que tener el amor cerca, al alcance de la mano todas las mañanas y las tardes… y más aún cuando hay que quedarse trabajando hasta altas horas de la noche.

Hay un refrán conocido: “Es mejor no mezclar los negocios con el placer”. Pero eso, ¿es siempre posible? Hay circunstancias o contextos que hacen inevitable el surgimiento de ciertas situaciones. Los compañeros en el lugar de trabajo son las personas con quienes se está más tiempo diariamente. Se conocen mucho, comparten intereses, preocupaciones, tensiones y momentos de disfrute. Es normal que se produzcan juegos de seducción que son siempre placenteros y que conducen algunas veces a los avatares del amor. ¿Quién no ha vivido, fantaseado o presenciado un romance en la oficina? Esa cercanía que promueve intimidad es el factor clave que genera oportunidades para la formación de parejas.

Pero los romances en el lugar de trabajo distan de ser apacibles, bucólicos, relajados. Al contrario, pueden llegar a ocasionar dificultades. Por ejemplo: los enamorados pueden olvidarse de cargar los datos en el sistema, pueden cobrar con errores a los proveedores, confundir horarios en las agendas, perder entrevistas de venta… En fin, puede resentirse su rendimiento laboral.

Existe otra complicación posible. ¿Qué pasa cuando uno de nuestros enamorados de oficina tiene un cónyuge o una pareja estable? La situación, que ya era delicada, se complica más aún. A menudo, estas relaciones son episodios pasajeros; en otros casos pueden dar lugar a una pareja nueva, alternativa de la ya existente; muchas veces terminan siendo meros juegos de seducción sin mayores consecuencias.

Las relaciones amorosas en los ámbitos laborales se caracterizan por ser, en principio, secretas. Esto las estimula y excita intensamente. Los movimientos y las palabras de los enamorados encubren un misterio que sólo ellos descifran, aunque dentro del grupo de “la oficina” estén siempre los que están incluídos en el secreto y los que no entienden qué es lo que pasa.

Mientras la relación va tomando forma, y está aún en etapas iniciales, sus protagonistas querrán mantenerla a salvo de las opiniones o prejuicios de quienes los rodean. Pero si la relación se consolida y tienen deseos de formalizarla, deberían tener en cuenta si ese “blanqueo” les permite seguir trabajando juntos o impulsa a alguno de ellos a la búsqueda de nuevos horizontes.

A la inversa, ¿qué sucede y qué es lo aconsejable cuando la relación se corta? Se trata de una situación difícil porque las personas tienen la obligación de verse diariamente. A veces se hace necesario seguir juntos, ya que los dos necesitan mantener el empleo; e inclusive puede ocurrir que no les traiga ningún tipo de problema anímico el continuar en el mismo lugar de trabajo. A menudo, en las grandes empresas, recurren al cambio de departamento, buscando que la ubicación física diferente los ayude. En el caso extremo, uno de los dos cambia de trabajo.

Sería conveniente que el corte fuese también discreto; es decir, que ninguno de los dos intente tomar a sus compañeros de trabajo como aliados en su “contienda” con el otro.

En síntesis: hemos descubierto que el amor puede hacer su aparición en los lugares sociales menos preparados para recibirlo. Lo importante es cuidar que sus efectos sean beneficiosos, no destructivos.

Lic. Alicia Bittón
Psicóloga Clínica Terapeuta familiar y de pareja
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