Decaimiento, falta de concentración y mal humor y un metabolismo aletargado son las mínimas consecuencias de un ritmo de vida que ¿obliga? a saltar de la cama, pasar por un fugaz duchazo y tomar dos sorbos de té o café antes de enfrentar una jornada de trabajo. Por qué hay que garantizar la recuperación del desayuno como hábito.
Que la vida moderna tiene un sinnúmero de beneficios nadie lo duda: vivimos más tiempo, las distancias se han acortado, nos comunicamos con la rapidez de un mail… la lista de ventajas del siglo XXI es casi interminable.
Pero convengamos que el tercer milenio conlleva varias cuestiones poco saludables: agotamiento, estrés, corridas y… mala alimentación.
La palabra “desayuno” se refiere a la primera comida del día. Su significado es fácil de interpretar si le ponemos un guión: “des-ayuno”: interrumpir el ayuno.
Aquel dicho “desayunar como un rey, almorzar como un príncipe y cenar como un mendigo”, dicen los especialistas en nutrición, es sabio: comer bien y recibir fuerzas antes de comenzar, alimentarse bien en la mitad del día y, antes de acostarse, comer en forma liviana.
Recordemos que la palabra “desayuno” se refiere a la primera comida del día. Su significado es fácil de interpretar si le ponemos un guión: “des-ayuno” (interrumpir el ayuno).
Sin embargo, esta buena costumbre corre el riesgo de desaparecer. Salimos volando de casa con apenas una taza de té o café en la mano. Y ésta es una mala costumbre.
Algunas de las consecuencias de saltarse el desayuno son el decaimiento, la falta de concentración y el mal humor, debido al déficit de glucosa, nuestro principal combustible energético.
Conviene enumerar las razones para procurar tener un desayuno de reyes:
● Un desayuno balanceado, especialmente bajo en grasas saturadas y rico en carbohidratos, vitaminas y minerales ayuda a tener mayor agilidad mental al trabajar.
● La glucosa que se ingiere ayuda a metabolizar los carbohidratos. Aunque no lo creas, si no comés una pequeña porción de azúcar diaria es más difícil adelgazar, al no metabolizar apropiadamente los carbohidratos, el descenso de peso se hace más lento y difícil.
● Si no comemos durante el desayuno, es muy probable que horas más tarde tengamos tanto hambre, que podamos comer el triple que lo habitual.
● La falta de alimentos produce cansancio. Sin desayuno, el cuerpo no rinde lo que debería.
● Al saltearse una comida, el metabolismo se hace más lento porque piensa que debe guardar energía para lo que queda del día, por lo tanto, es más difícil bajar o mantener tu peso.
Que sea rico
Un desayuno balanceado tiene que estar compuesto por todos los grupos alimenticios. Para empezar bien el día, los nutricionistas aconsejan:
● Toma un vaso de jugo de frutas o come fruta picada.
● Dos tajadas de pan integral acompañados de alguna proteína baja en grasa o una taza de cereal mezclado con frutas secas y nueces.
● Una taza de leche o yogurt.
● Una infusión: té o café.
¿Cómo se logra? Dándonos tiempo, levantándonos -quizás- diez minutos más temprano… ante todo: tratándonos mejor.
Fuente: www.gdete.com.ar