Pese a su avanzada edad, los años parecen no pasar por él. Y es que Popeye el marino sigue sacando músculo en su 90 cumpleaños, que se celebra este jueves. Una fecha señalada en la que sus seguidores han querido rendirle homenaje en las redes sociales, con cientos de imágenes y sketches sobre él. El personaje no sólo se ha ganado el cariño del público, sino que también ha contribuido a que todos veamos las espinacas de otro modo.
Fue el 17 de enero de 1929 cuando apareció por primera vez en el cómic Thimble Theater, una tira que llevaba publicándose en el periódico The New York Evening Journal desde 1919. Lo que probablemente muchos no sepan es que la verdadera protagonista de la serie era Olivia, quien más tarde se convertiría en su mujer.
El marinero apareció por primera vez el 17 de enero de 1929
“Ja think I’m a cowboy?!” (¿Crees que soy un vaquero?) fue la primera y sencilla frase que su creador, Elzie Crisler Segar, le dio al marino, que aparecía ya retratado con una pipa en la boca, brazos musculosos y un ancla tatuado. Ante sus ojos, los espectadores tenían a un personaje original, razón por la que su popularidad creció como la espuma. Tanto, que el dibujante acabó cediéndole el primer plano. De la noche a la mañana, la tira cómica también cambió su nombre y pasó a llamarse Thimble Theater Starring Popeye.
Las chispas entre Olivia y Popeye no saltaron hasta siete meses después de su debut, cuando ella le da un beso en la mejilla por equivocación. Un involuntario comienzo a una larga historia de amor que ha sido seguida por todo el globo. Eso sí, también tuvo una parte mala, y fue la de relevar a Olivia al rol de muchacha desprotegida y desvalida, papel que, en sus inicios al menos, no era tan acentuado.
Las chispas entre Olivia y Popeye no saltaron hasta siete meses después de su debut, cuando ella le da un beso en la mejilla por equivocación
Pese a que actualmente estos detalles se miren con ojo clínico, se debe de tener en cuenta la época en la que se crearon. Sus seguidores son conscientes y, por ello, dejando de lado las cuestiones de género, que en realidad nada tienen que ver con él, lo ven como un icono. La industria de animación lo sabe y por ello, con motivo de su cumpleaños, la página web oficial despliega un riguroso repaso por sus nueve décadas. Tampoco se olvidan los fanáticos del papel que interpretó el difunto Robin Williams en la película que se le dedicó al personaje en 1980, ni de la resplandeciente estatua del artista Jeff Koons, que en 2014 se vendió en una subasta por 28 millones de dólares y que puede hoy verse en Las Vegas.
Pero si algo resulta verdaderamente curioso y es probable que muchos no sepan es que el marinero no empezó a ingerir espinacas hasta la década de los 30, cuando muchos de sus fans aseguran que el dibujo animado alcanzó su máximo esplendor. Tal era su influencia, que la industria reconoce que gracias a él el consumo de esta verdura en Estados Unidos subió un notable 33 por ciento.
Fuente
www.lavanguardia.com