Dentro del programa HERENCIA CITROËN, CITROËN Argentina recorre los principales modelos clásicos de la marca y los atributos más destacados de cada uno de ellos que pudieron disfrutar los clientes en nuestro país y el mundo. En esta tercera ocasión, recordaremos al CITROËN XM presentado en 1989 y que sorprendió por su diseño, pero, sobre todo, por sus innovaciones tecnológicas.

El XM fue el primer CITROËN equipado con suspensiones hidroactivas en las que el sistema hidroneumático se gestionaba electrónicamente. Ofreció niveles de eficiencia y de confort de conducción inigualados. Elegido “Auto del Año 1990”, se fabricó hasta el año 2000 en diferentes versiones, entre ellas con carrocería break.

Después de los 20 años de producción del DS (de 1955 a 1975), la marca CITROËN decidió desarrollar un nuevo modelo, el CX, estético, tecnológico y estructuralmente más moderno. El objetivo era aplicar toda la experiencia adquirida con el SM y, sobre todo, con el GS.

En la década de 1980, la marca CITROËN inició un nuevo proyecto de desarrollo que debía concretarse a finales de la década con el lanzamiento del sustituto del CX como tope de gama de CITROËN situándose, en la medida de lo posible, en una posición todavía más alta. El nuevo buque insignia de CITROËN debía mantener un diseño original y conservar las características tecnológicas del CX, pero debía presentar, asimismo, una nueva y extraordinaria tecnología en la que la marca llevaba años trabajando: la suspensión hidroactiva.

El heredero del CX se llamó CITROËN XM. El nombre era la combinación de la ‘X’ propia de los CITROËN de la época con la ‘M’ de Maserati, al estar el diseño del nuevo modelo inspirado en el del icónico CITROËN SM, el coupé fabricado por CITROËN y Maserati entre 1970 y 1975.

Cuando en 1989 se presentó el CITROËN XM dejó a todos con la boca abierta y captó de inmediato el interés de los puristas de la tecnología CITROËN al ofrecer, por primera vez después de los tiempos del SM, un motor de 6 cilindros (esta vez en V) potente y silencioso además de la dirección DIRAVI, ambos muy apreciados por los seguidores de la marca.

 

Se desarrollaron y se lanzaron, asimismo, versiones más económicas, como la que utilizaba el motor de 4 cilindros y dos litros nafta o la versión diésel con una moderna culata de tres válvulas por cilindro, muy silencioso y de parco consumo. Este motor pese a ser menos potente que el turbodiésel del CX, dio al XM una excelente velocidad con un consumo más bajo gracias a la óptima aerodinámica de la carrocería, con un coeficiente de penetración de 0,28, un valor excepcional para un auto notablemente más grande que el CX al que sustituyó.

El XM respondía a numerosas solicitudes de los clientes del CX: el espacio interior era más amplio, similar al del DS y al gran baúl podía accederse con mayor facilidad a través del portón posterior que aislaba el habitáculo de la intemperie gracias a la presencia de una segunda luneta interior. Pero la auténtica revolución, presente por primera vez en el XM, fue la gran difusión de la electrónica que, en primicia absoluta y a través de la suspensión Hydractive, gestionaba la altura libre del XM adaptándola en 5 centésimas de segundo.