Dra. Betty Giselle Arteaga
Médica Oftalmóloga MN 112049 – MP 332301
Jefa Baja Visión, Servicio de Oftalmología
Hospital Italiano de Buenos Aires

Sería fantástico, pero lamentablemente no hay evidencia científica que apoye que problemas como la miopía, la hipermetropía, el astigmatismo, la presbicia o las cataratas puedan ser corregidos con ejercicios oculares. Diferentes variantes de anteojos y/o lentes de contacto son requeridos según cada caso para mantenernos enfocados. En ciertas condiciones la cirugía láser o la cirugía de cataratas con implante de lentes intraoculares en diferentes tipos de combinaciones pueden ser una opción para disminuir la dependencia del paciente de los anteojos o los lentes de contacto.

Hay ciertos casos específicos donde realizar ejercicios de entrenamiento visual llamados ortópticos mejoran determinadas condiciones relacionadas con la motilidad o alineación ocular que ocurren especialmente en niños pequeños como el estrabismo, el ojo vago o ambliopía.

También se usan en el caso de visión doble o diplopía, así como cuando existe incapacidad de fijar la vista en objetos cercanos por tener insuficiencia de convergencia. Al mirar de cerca, como al leer o usar la computadora, nuestros ojos deben moverse uno hacia el otro. Sin embargo, algunas personas no pueden realizar este movimiento. Los ejercicios de fijar la mirada en un lápiz o en una figura mientras se acerca a nuestra cara van a mejorar con el tiempo la coordinación de los ojos para mirar de cerca, es decir su capacidad de converger.

Algunos llamados “ejercicios” populares que sirven para mejorar la fatiga visual con el uso prolongado de dispositivos electrónicos son:

  • Regla 20-20-20: Cada 20 minutos, mira algo a 20 pies (6 metros) de distancia durante 20 segundos. Esto ayuda a relajar los músculos de enfoque.
  • Parpadeos Regulares: Parpadear con más frecuencia durante el uso de pantallas evita la sequedad ocular.
  • Movimientos de Ojos: Mover los ojos en diferentes direcciones (arriba, abajo, izquierda, derecha) puede ayudar a mantener la flexibilidad.

Sin embargo, aunque muchas personas reportan mejoras en términos de confort, los estudios sobre la eficacia real de éstos es limitada y no reemplazan el uso de anteojos graduados para aquellos que los necesiten y desde ya tampoco reemplazan el tratamiento médico o quirúrgico de las enfermedades oculares.

Resumiendo, cuando una persona padece de un vicio o error refractivo que le dificulta ver con claridad, esto ocurre porque la forma de su ojo impide que la luz se enfoque correctamente en su retina (una capa de tejido sensible a la luz en la parte posterior de su ojo). Y esto no mejora con ningún ejercicio o movimiento ocular. Los ejercicios visuales tampoco sirven para tratar enfermedades oculares como el glaucoma, la uveítis, las cataratas o el desprendimiento de retina, por mencionar las más comunes. Estas patologías requieren tratamiento médico y en muchos casos quirúrgico que de ser retrasado pueden traer serias consecuencias en la visión del paciente y en su calidad de vida.

Ante cualquier duda consulte a su oftalmólogo de confianza.