Por: Carlos Daniel Arena
El amigo Francisco Lugones, de la eficaz oficina de prensa de Citroën, nos envió un e-mail: “Pasá a buscar un Súper Picasso diésel, espero te guste”.
Subidos pues a este verdadero “Jumbo”. La primera impresión es de lujo superlativo, confort de clase Premium y enorme comodidad. Este gran monovolumen es una excelente opción para familias numerosas.
En ciudad, su desplazamiento es ágil, pero sus grandes virtudes se ven en la ruta: Un magnífico, enorme Grand Routier con todos los elementos de seguridad imaginables.
A la columna le gustó la caja manual de seis velocidades y marcha atrás, lo que le permite al Grand Picasso un acotado gasto de combustible, habida cuenta del excelente rendimiento termodinámico de su planta de poder turbodiésel de 1.600 cc.
El diseño interior es de un delicado buen gusto, con grandes superficies acristaladas. Su perfil aerodinámico le permite una marcha silenciosa y sin turbulencias debido al choque frontal con el aire.
Su buena distancia entre ejes (doce centímetros más que la Picasso) coadyuva a un deslizamiento más placentero sobre la ruta y un gran agarre sobre curvas veloces.
El formato de los grandes faros delanteros con las luces intermitentes en su parte inferior define un frente de líneas suaves y aerodinámicas de neto corte aeronáutico. La línea del techo transparente prolonga el parabrisas hasta el deflector trasero: magnífico. En su parte posterior, un diseño logrado de las ópticas aporta elegancia al conjunto, permitiendo un seguro tránsito nocturno: las luces son visibles desde lejos.
El Grand C4 Picasso fue construido bajo el concepto “VISIOSPACE”: su superficie acristalada es de nada más y nada menos que 6,2 metros cuadrados, lo que aporta gran luminosidad interior y visibilidad; sólo el techo panorámico tiene 2,2 metros cuadrados de superficie.
Los frenos son a disco en las cuatro ruedas con asistencia ABS. Las llantas de aluminio de buen diseño y 16 pulgadas, calzan cubiertas Michelin Prisma de 215/55/R16.
El diseño interior es uno de los puntos más destacables de esta verdadera joya sobre ruedas: materiales de excelente calidad, suaves al tacto, de colores sobrios y elegantes.
Las butacas son de una comodidad similar a las de primera clase de un gran avión de línea Transatlántica: las delanteras poseen regulación de altura, inclinación de respaldo y ajuste lumbar, lo que, unido a la regulación del volante en altura y profundidad, permite al “chauffeur” elegir la mejor posición de conducción.
La segunda fila está conformada por tres asientos independientes y del mismo ancho, con lo que es posible regularlos en forma longitudinal.
La tercera línea de asientos se encuentra oculta debajo del piso y se puede desplegar fácilmente tirando de una correa ubicada en el medio de la parte superior de las mismas.
La capacidad del baúl depende de la configuración de los asientos: va desde los 208 dm3 hasta los 1.951 dm3 con todos los asientos plegados. Cuenta también con traba de puerta y vidrios para criaturas, espejo especial para su vigilancia y fijación Isofix para las sillitas.
Otros: faros antiniebla, cinturones de seguridad de tres puntos con enrollador, encendido automático de luces de emergencia en caso de “panic stop”.
Su comportamiento en ruta es admirable: súper confort de marcha sin rolido a altas velocidades.
La planta de poder diésel de 1.600 cc turbocomprimida aporta pique, recuperación y potencia para un tránsito veloz y seguro.
En síntesis: un Jumbo terrestre, con toda la tecnología de punta aportada por Citroën que invita a largos y fantásticos viajes por la increíble geografía argentina.